Las personas nos hemos vuelto tan longevas que «la muerte» deja de estar presente en nuestras vidas y eso hace que muchos vivan como si la vida fuera eterna, como si fuéramos a tener más posibilidades de vivir otra vida al máximo de su potencial, y esperan que el futuro sea mejor que el presente como por arte de magia. Cuando haces vida en un pueblo, todos los días algún vecino te cuenta por quién doblan las campanas y, a veces, el que se va es alguien que se ha ido demasiado pronto. En la vida urbana el contacto con «la muerte» se diluye y las personas se pierden la experiencia espiritual de interiorizar su propia mortalidad.
Steve Jobs, en el discurso inaugural del año académico de 2005 en la Universidad de Stanford, compartió que durante sus últimos 33 años, cada vez que se levantaba por la mañana se miraba al espejo y se preguntaba: «¿si hoy fuera el último día de mi vida, querría hacer lo que voy a hacer hoy?», Y cada vez que la respuesta era que no durante varios días seguidos, él sabía que tenía que cambiar algo en su vida. Para él, recordar que todos vamos a morir demasiado pronto es una de las herramientas más poderosas para tomar las grandes decisiones de la vida.
La vida no es el mero paso del tiempo, sino la colección de vivencias y experiencias que merecen la pena ser vividas. Nuestro tiempo de vida es muy escaso y contar el paso del tiempo en años nos ofrece una perspectiva falseada de la realidad. No nos quedan 30 años «buenos» (o los que te queden), te quedan 30 semanas de fallas, 5 cumpleaños de tus hijos o nietos siendo aún niños, 20 fines de semana de esquí, 15 viajes de verano a destinos que te atraen, 58 cenas románticas, 73 paellas con todos tus amigos,…
¿Vivirías con la misma actitud si supieras que sólo te quedan cinco años más de vida?, ¿tienes alguna garantía de que vas a vivir más? ¿Considerarías como problemas a tus problemas si supieras que te quedan 5 años de vida, te enojarían las mismas cosas? ¿Y si tuvieras muy grave en el hospital a un hijo, un padre, a tu esposo o a un hermano?
Las personas felices han aprendido a enojarse poco, preocuparse menos y disfrutar más. Una persona sabia ocupa su tiempo bien disfrutando de aquello que le hace sentir bien cuando lo hace o bien trabajando sobre aquello que contribuye a alcanzar sus objetivos o los de las personas que quiere, puesto que sabe que todo lo demás es tiempo basura.
Life is too short , la vida es demasiado corta para no ser cada día lo más feliz posible. Y tú, ¿vas a seguir viviendo la vida como si ésta fuera eterna?
Este artículo fue originalmente publicado en «El Periódico de Aquí» el 19 de diciembre de 2019: https://www.elperiodicodeaqui.com/epda-noticias/-cuando-fue-la-ultima-vez-que-pensaste-que-vas-a-morir-/198967
Deja una respuesta