Sabemos qué es lo que nos hace acabar viviendo una vida buena. La investigación ha concluido que la vida les va mejor a aquellos que despliegan las habilidades que englobamos en la Inteligencia Emocional, sus nombres: a) autoconciencia, b) autocontrol, c) automotivación, d) empatía y e) habilidad social.
a) no reconocer tus emociones te deja a su merced, ser consciente de ellas te pone a los mandos de las mismas; b) saber tranquilizarse, desembarazarse de la tristeza o soltar un enfado mejora tu vida diaria, estar alegre la optimiza y ser optimista te ayuda a esculpir un futuro mejor; c) tener claro lo que quieres para tu vida y centrarte en ello, te hace más productivo y eficaz; d) detectar las señales que indican qué necesitan, o quieren, los demás te llevará a comprenderles; e) comprenderles facilitará que te manejes bien con ellos, que te valoren y que seas más eficaz en los asuntos que requieren de la colaboración de otros.
Sabemos qué todos hemos nacido con lo que hay que tener para vivir una vida buena. Si un día te diste cuenta de que estabas tenso, es que puedes ser consciente. Si un día estuviste alegre, es que puedes ser feliz. Si un día venciste una dificultad, es que puedes auto-motivarte. Si un día te pusiste en el lugar de otra persona, es que puedes ser empático. Si un día estuviste gracioso, es que puedes ser buena compañía. Si tienes alguna muy buena amistad, es porque sabes hacer que te quieran.
Si aunque fuera por un único día, has estado alguna vez ingenioso, lógico, persuasivo, eficaz, brillante, convincente, valiente, simpático, decidido, cariñoso, organizado, rápido o resolutivo; es tú puedes ser todas esas cosas (y muchas más).
Sabemos que lo que haces es lo que te lleva a vivir una vida buena. Así, no es tu potencial sino cómo y con qué frecuencia lo despliegas lo que determina el carácter que desarrollas. Y la calidad de tu vida es una consecuencia de la persona en que te conviertes.
Cada destino a alcanzar requiere de unas habilidades a desarrollar. Ya sabes que si, aunque fuera por un único día, fuiste cómo te gustaría ser, es porque puedes llegar a serlo. El primer paso es elegir qué habilidades desarrollar. El segundo marcarte esa destino como objetivo. ¿Qué necesitarías para caminar más aprisa de lo habitual? Proponértelo, y marchar más aprisa. ¿Qué necesitarías para transformar tu carácter? Proponértelo, y dedicarte más aquello que ya has demostrado que puedes hacer.
Los lamas son las personas más felices del mundo porque consagran su vida a ese propósito. Los culturistas son musculosos porque se entregan a esa misión. Los chefs nos deleitan con sus sabores porque estudian la alquimia de olores y sabores. Todos podríamos iniciar esos tres caminos si nos lo propusiéramos, pues no requieren talentos de los que no dispongamos.
Si plantamos semillas de trigo en buena tierra, recolectaremos buen trigo. Si construyes un buen carácter, recogerás un buen futuro. Si quieres que los próximos años sean tu primavera, no te olvides de plantar este otoño las semillas de lo que quieras ser en el mañana. Tienes todo el verano para pensar qué semillas quieres plantar. Todos somos tierra fértil para vivir una vida buena.
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