Hoy en día, casi cualquier persona del primer mundo disfruta de más comodidades de las que se beneficiaba Luis XIV, el Rey Sol, a finales del siglo XVII. Si al Rey Sol le apetecía bañarse con agua templada tenía que esperar media hora a que el agua estuviera lista, no disponía de aire acondicionado, no podía ver series de televisión ni espectáculos deportivas 24 horas al día, su dieta se reducía a alimentos de temporada de su región y si quería acercase a la costa azul tenía que soportar un incómodo viaje en carro de varios días.
Vivimos una vida cómoda y fácil y, sin embargo, somos infelices. Hoy en día, es más probable que te suicides que morir asesinado. Uno de cada cinco europeos padece trastornos psíquicos al menos una vez en la vida. cada año. Uno de cada ocho norteamericanos sufre cada año algún tipo de enfermedad mental, mayoritariamente la depresión y la ansiedad. Los ratios de depresión son diez veces más altos que en 1960.
El bienestar material no garantiza la felicidad, pero su carencia, dificulta alcanzarla. Si medimos cómo de bien se siente una persona a lo largo del día, es decir, cuánto tiempo permanece disfrutando de emociones agradables como alegría, paz e ilusión y cuánto tiempo sufriendo emociones desagradables como ansiedad, tristeza o miedo; observamos que, cuanto más dinero ganas mejor te sueles sentir. Aunque el dinero no es el único factor. En tu felicidad incluyen otros factores como el estrés del trabajo o si buscas el dinero para aparentar (lo cual no ayuda a estar más feliz) o para estar más tranquilo y ayudar a tu familia (lo cual sí ayuda).
Las personas son más felices en unos lugares que otros. Hay países que resultan tierra fértil para florecer. Está estudiado donde resulta más sencillo que la vida te sonría y donde es más probable que te dé la espalda. Los investigadores que realizan cada año el World Happiness Report creen que los elementos que más influyen en lo bien qué te sientes cada día son: la renta disponible, la esperanza de vida saludable, el apoyo social, la libertad para hacer lo que quieres con tu vida, lo generoso que eres con los demás y cuán corrupto es tu país. Pero, con mucha diferencia, la renta disponible es el factor que más influye en nuestra felicidad. Así los países con los ciudadanos más felices son los del norte y centro de Europa occidental, los países anglosajones del primer mundo e Israel. Mientras que las personas más infelices se encuentran en los países africanos y en algunos países asiáticos, todos pobres y algunos, además, castigados por conflictos bélicos.
Los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) también estamos a la cola de europa occidental en algo más: la felicidad de sus ciudadanos. Como somos menos ricos y hay más paro, especialmente juvenil, hay menos posibilidades de hacer lo que quieres con tu vida. De corruptelas estamos también bien servidos. A políticos pachangueros, ciudadanos más tristes.