“Que me haya gustado tanto la política ha hecho que haya sido menos feliz de lo que podría haber sido” es algo que he dicho en más de una ocasión, y lo que sentía que era cierto se ha demostrado como cierto. Arthur C. Brooks descubrió que era un 8% más probable que las personas que se manifestaban muy interesadas en la política se encontrarán entre las que manifestaban ser “no muy felices” que aquellos a los que la política les interesaba poco.
Y es que, entre otras cosas, si te gusta la política verás, y escucharás, más programas “duros” de política, de esos realizados en un estudio con tertulianos, centrados en la crítica y con un claro sesgo ideológico. Una investigación de la Universidad de Amsterdam ha concluido que cada programa de política “duro” que ves, rollo La Tuerka, la Sexta Noche o Federico Jiménez Losantos, disminuye tu nivel de felicidad durante la semana en un 6,1%.
¿Qué nos hace daño de engancharnos a la política? Por una parte, el hombre político se centra en lo que está mal, porque quiere cambiarlo; y sabemos que prestar atención a lo que no funciona, siempre altera para mal nuestro estado de ánimo.
Por otra parte, está Samudaya: la verdad del budismo que señala al apego como la raíz del sufrimiento humano; así, Siddharta el buda dijo “aquellos que están apegados a su percepción y su forma de ver las cosas vagan por el mundo ofendiendo a los demás”. Nos cabrea observar que otros no sean capaces de ver que estamos en lo cierto y nos enfada que piensen de forma diferente; así, la polarización, el desencuentro y el clima partidista nos aleja de la amistad, uno de cada 6 americanos dejó de hablarse con un amigo o familiar durante las elecciones de 2016 (el Whatsapp ha hecho mucho daño), y, también, nos aleja del amor, en las citas online la ideología política influye tanto como el nivel de estudios a la hora de elegir pareja.
Con el tiempo aprendes que dedicar tiempo a la política es una ocupación inútil: raramente convences a un adversario político de que cambie de opinión, por lo que todo el tiempo dedicado a tus argumentaciones resulta estéril; los políticos ni escuchan ni hacen caso de tus quejas, por lo que tu malhumor resultó estéril; raramente las recetas que tu aplicarías serán aplicadas, porque ni gobiernas ni aunque llegarás a hacerlo probablemente pudieras implementarlas, por lo que tu creatividad resultó estéril.
Votar lo correcto es lo único que puedes hacer, pero solo puedes hacerlo cada 4 años. Ya sabías que el politiqueo te jodía la vida porque los políticos miran más sus cálculos electorales que hacer buenas políticas; ahora sabes, además, que prestar atención al politiqueo te hace infeliz.
Las políticas, y con ellas las leyes, son las que acaban llevando a los ciudadanos a la prosperidad, o a la ruina, tanto económica como psicológica. Sabemos qué políticas han seguido los países en el pasado y qué países, como consecuencia de esas políticas, lideran los rankings de prosperidad y felicidad; así, apaga la tele, lee poco sobre política y antes de votar cada 4 años repasa los rankings de prosperidad y felicidad por países y actúa en consecuencia.