¿Te has preguntado alguna vez si las personas solemos pensar más en el pasado o en el futuro? ¿Qué es lo que provoca la depresión, el tiempo que pasas pensando en el futuro o el que pasas echando la vista atrás?
Los estudios dicen que pasamos casi dos veces más tiempo pensando en el futuro que en el pasado, aunque existen muchas diferencias individuales. También, que pensar en el futuro es magnífico si tienes objetivos en la vida y eres optimista, pero que está fatal si en tí anidan las tres semillas que te acercan a la depresión: eres pesimista y crees que el futuro será peor, no sabes crearte o imaginarte posibilidades esperanzadoras para tu futuro o no eres muy hábil evaluando qué deparará el futuro.
“¿Cuántos años tienes?” solemos preguntar, pero como bien dice Thích Nhất Hạnh “nunca olvides que los años que tienes, en realidad son los años que ya no tienes, los únicos que tienes son los que te quedan por vivir”. Y como nuestro subconsciente es bien consciente de que el maestro está en lo cierto y sabe que el futuro es lo único importante; así, cuando no eres capaz de ver un futuro floreciente, te vienes abajo.
Para curar una enfermedad resulta crítico hacer un buen diagnóstico, ¿cómo sabes si en ti están plantadas las tres semillas de la depresión?:
– ¿Crees que el futuro será peor? Eres pesimista y tiendes a pensar que las cosas saldrán mal; además, con frecuencia te sientes impotente ante los retos y dificultades y crees que no las puedes revertir. Tiendes a pesar que hay más posibilidades de que suceda lo malo que lo bueno.
– ¿Eres mal creador de futuribles? No eres capaz de crear e imaginar escenarios favorables, ni ves un futuro brillante ni eres capaz de imaginar los caminos que te lleven a el.
Nuestras emociones dependen en buena medida de lo que pensamos la mayor parte del tiempo, la depresión y la ansiedad son las patologías psicológicas más comunes, y si ya podías imaginar que la ansiedad tenía claramente que ver con el futuro, ahora ya sabes que también la depresión La felicidad es en gran medida la ausencia del miedo, y no se puede ser feliz cuando tu futuro te asusta.
Cuando pensamos en negativo, nuestro estado de ánimo se derrumba, y cuando estamos tristes, desmotivados, ansiosos o temerosos es más probable que veamos las cosas de peor color; así, pensamiento y emoción se retroalimentan para crear un círculo vicioso fatal. ¿Cómo puedo salir de ahí? Tres estrategias eficaces:
1ª.- Procura disparar la bioquímica de la felicidad mediante estrategias que no tengan que ver con el manejo de los pensamientos: haz deporte cada día, mantente en contacto con la naturaleza, escucha música y baila, haz el amor y sal en grupo con amigos. Sentirte mejor te llevaré a ver claros dentro del oscuro.
2º.- Cuestiona tus pensamientos negativos: cada vez que te imagines un futuro oscuro, obligate a imaginar uno claro; luego asigna porcentajes y posibilidades de que uno u otro acontezca, además, piensa qué probabilidades habría que a otra persona en tu misma situación le sucediera una cosa u otra.
3º.- Oblígate a escribir qué metas te gustaría alcanzar y cuál sería un plan realista para alcanzarlo, es decir, ten planes.
No puedes cambiar el pasado, pero ya sabes que éste no es demasiado relevante para tu presente y futura felicidad. Ya sabes que cuantos más años tengas, en realidad tienes menos años para vivir. Si otros han aprendido a ver claroscuros en las tinieblas, tu también puedes aprender que la longitud del túnel depende de tu habilidad para imaginarte un futuro más luminoso.
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