Tener claro hacia dónde quieres dirigir tu vida es una de las marcas de los que viven una vida mejor, la falta de coraje para emprender el camino es un rasgo de los que viven una vida mediocre.
Muchos quedan paralizados antes de tomar las decisiones que les llevarían a vivir la vida que quisieran vivir, y quedan así porque el tomar decisiones exige elegir, y elegir conlleva decidir entre un camino y otro.
Los miedos al qué dirán o pensarán los demás, a la incertidumbre, a la dureza del camino o al fracaso, nos paralizan. A las personas nos agrada la certeza, sentir seguridad en cuanto al futuro, tener la confianza de que todo saldrá como esperamos, pero así no funciona el mundo. No podemos esperar seguridad absoluta en esta vida. La vida es arriesgada, cualquier decisión conlleva riesgos, decidir estudiar y no trabajar, decantarse por una profesión, casarse o separarse, tener hijos, cambiar de trabajo, montar un negocio o invertir, todo es arriesgado; pero no hacer nada, también es arriesgado.
¿Cómo podemos reducir el temor a tomar decisiones? Pues analizando lo que sucede en realidad cuando las cosas no salen como nos gustaría. Las personas predecimos de forma muy pobre qué nos hará felices y qué nos hará desgraciados. ¿Si tienes que elegir entre quedarte parapléjico o ganar la lotería, qué elegirías? Sin embargo, la mayoría de las personas solo dos años después de ese acontecimiento, vuelven a disfrutar del igual nivel de felicidad anterior a que ese evento les aconteciera.
Muchos no toman decisiones por miedo a lo que pudiera suceder, pero ¿qué es lo peor que puede suceder si no consigues tu propósito? ¿Es peor que quedarse sin piernas? Según el psicólogo estadounidense Dan Gilbert de la Universidad de Harvard, las personas disponemos de un sistema inmunológico mental que hace que demos significado a lo que nos sucede, aunque lo que suceda no sea lo que a priori esperábamos, de manera que cuando las cosas no salen como deseamos activamos un estilo de pensamiento que nos protege del sufrimiento. ¿Cuánta gente no ha perdido el trabajo, le ha dejado su pareja o un golpe de mala suerte le dejó en una situación complicada y luego concluye que «no hay mal que por bien no venga»?
No hay ningún gran campeón, ningún gran empresario, ni nadie que ame apasionadamente, que no haya perdido alguna vez. Para ganar en el juego de la vida, hay que estar dispuestos a vivir alguna derrota.
¿Tienes miedo a tomar alguna decisión que sabes que tienes que tomar? Pues tómala de una puñetera vez, decidir nos quita un gran peso de encima y, también, nos libera del miedo, pues éste desaparece justo en el momento es que das el paso.
Decía Winston Churchill que el coraje es la principal de las cualidades humanas, porque sin él, el resto de las cualidades no pueden expresarse. El miedo nos esclaviza, pues no hay libertad ni felicidad en presencia del miedo. Cor-aje es actuar con el «cor» (en valenciano, corazón), los mejores viven desde el corazón, los mediocres desde la cabeza. Anda, sé lo mejor de ti mismo, y ésta es Juan sin miedo.
¿Te animas a tomar decisiones y liberarte del miedo?
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