Poco se divorcia la gente para lo mal que solemos gestionar las relaciones de pareja, lo que demuestra con qué fuerza sentimos que la vida es mejor si es de dos en dos. Más de 80 años de investigación corroboran que un buen matrimonio o una buena vida en pareja, correlaciona con una vida más feliz y una mejor salud mental; pero los estudios también señalan que una mala relación de pareja no solo puede asfixiarnos y anularlos sino que conflictos de pareja como una discusión, una amenaza de ruptura o una conversación que les deja con sensación de soledad o abandono son el factor individual que más precede, entre los soldados destinados en el extranjero, a la intención de suicidarse o cometer un homicidio. Así, los conflictos de pareja pueden, literalmente, matarte.
Poco se divorcia la gente por lo mal que solemos elegir la pareja. Casarse nace con vocación de ser para toda la vida, y toda una vida es un período demasiado largo para estar haciendo esfuerzos por estar con tu pareja. Antes de casarte deberías preguntarte si tu futuro esposo es alguien con quien te guste hablar, que tiene aficiones e intereses parecidos, con quien te ries y diviertes, con quien te sientes alegre y en paz, con el que 5 de 6 días estás mejor que solo, que discute con cariño y respeto, que admiras y notas que te admira, que se alegra de tus logros y te quiere bien, que es buena persona, que no es celoso, que mantiene su grupo de amigos (para que tenga vida más allá de vuestra vida en común) y que le gusta comer parecido. Tu futuro esposo ha de ser alguien con quien te sientas como en casa, porque va a ser tu “casa” por muchos años, porque casa debería ser cualquier sitio en que estés con él. Home is wherever I’m with you como dicen Edward Sharpe y los Magnetic Zeros. https://www.youtube.com/watch?v=rjFaenf1T-Y. ¿Por qué elige mal la gente? Porque muchos lo hacen demasiado pronto, cuando aún no han acabado de configurar su personalidad o de definir sus intereses, otros porque no han conocido suficientes parejas para saber cómo se siente uno con la que “es”, otros porque para ellos terminar un relación, aunque sea corta, significa reconocer un fracaso y se aferran a algo que no funciona, otros porque cuando encuentran alguien que les quiere se autoengañan pensando que esa persona les conviene.
Poco se divorcia la gente para lo mal que cuidamos la relación de pareja. Una investigación con más de 2.000 parejas descubrió lo que caracterizaba a las parejas felices (comprueba tu mismo cuán bien lo estás haciendo): admites que estás equivocado después de una discusión, dices ‘te amo’ antes de irte a dormir, compartes las tareas del hogar, tienes “citas” (noches de restaurantes, salidas…) de forma regular, como mínimo tres al mes, te turnas para cocinar, tienes sexo al menos dos veces por semana (con tu pareja), tienes quedadas con amigos comunes, compartes un par de hobbies, te besas y abrazas cinco veces al día, tienes al menos dos escapadas románticas de fin de semana al año.
Poco se divorcia la gente para lo que se abandona. Hay quien se casa y se relaja, dejando de ser y hacer lo que le llevó a conquistar a su pareja. No sólo se abandona la vida de novios, es decir, dejamos de hacer muchas de las cosas que señalaba en el párrafo anterior; sino que uno deja de esforzarse por seguir siendo atractivo para la pareja y se convierte en alguien diferente al que fue de novio, deja de ponerse guapo, deja que le crezca la tripa, se cambia de peinado por uno más cómodo, deja de cuidar la casa o la higiene, y, peor, descuida el cariño con el que hablaba a su novi@.
Poco se divorcia la gente para la cantidad de parejas que dejan de comprender que el otro es otro, y pretenden cambiarlo, para la poca libertad que les dejan para ser y estar a solas o con otras personas, para los pocos proyectos que tienen en común y los pocos planes que hacen juntos, para el poco tiempo que deciden dedicarse para simplemente estar y hablar, para los pocos mensajitos de cariño (con lo fácil que lo ponen los emoticonos) que se envian, para lo poco que se masajean y tocan (ya sabes que donde hay tacto hay alegría), para lo poco que se ríen y divierten juntos.
Poco se divorcia la gente para lo mal que lo hace, pero mucho lo que puedes hacer tú para que la fuerza del corazón no se marchite a fuerza de dejadez. Si elegiste mal, también mereces ser feliz, echa arrestos y busca para el resto de tu vida otra pareja, si de camino o para siempre estás solo, sabes que es mejor que mal acompañado. Si elegiste bien, no te abandones y no l@ abandones.
Como siempre, excelente artículo Juan