Seguro que alguna vez te han preguntado: “¿eres feliz?”. La propia formulación de la pregunta constituye en una trampa. No es posible contestar a esa pregunta con unos simples “sí” o “no”.
Solo si nos referimos a un momento concreto, a un solo instante, una sola tarde o un solo día; la respuesta “sí” o “no” sería adecuada. Podemos evaluar cómo nos sentimos en un momento particular. Así, si te encuentras alegre, contento o tranquilo podrías decir “estoy” feliz y si te encuentras triste, preocupado o furioso podrías decir “no estoy” feliz. Y digo “estoy” y no “soy”, porque me refiero a un momento concreto.
Nuestros estados emocionales no son estables. Disfrutamos de subidones y sufrimos bajones, no todos los días nos encontramos igual. Nuestro nivel de felicidad fluctua. Aun así, resulta indiscutible que hay personas que suelen estar más felices que otras.
La felicidad es más una escala de grises, que un folio en blanco o una cartulina negra. Por ello, es mejor medirla con un metro o con un termómetro, como hacemos con la altura o la temperatura, que como con un test de embarazo. No se puede estar más o menos preñada, se está o no se está; pero sí se puede estar más o menos feliz.
Hay gigantes y enanos, pero pocos; pues la mayoría tenemos una altura próxima a la media (por eso se llama media). Pero tan cierto es que unos somos más altos que otros; como que hay personas más felices que otras. Nuestro mundo emocional es como el clima. Todos sufrimos días de tormenta, de nieve y granizo; como también disfrutamos de maravillosos días templados. Ahora bien, igual que hay tierras de climas extremos y otras de climas plácidos; existen personas de temperamentos salvajes y otras de carácteres calmados.
Inviable es hacer crecer a un bajito, como imposible es que en el Ártico disfruten de un clima mediterráneo. Sin embargo, mejorar nuestro bienestar sí es posible. Me encanta asemejar el grado de felicidad de las personas con su estado de forma física. Unos nacen mejor dotados que otros, pero todos podemos mejorar nuestra forma física. Aunque no nacieras con la genética de un atleta profesional, si entrenaras 5 días por semana, estarías más en forma que el 95% de las personas. ¿Significa esto que no puedas lesionarte? No, pero aún lesionado por unas semanas, tu estado de forma sería superior al de la mayoría. Análogamente, hay personas que, consciente o inconscientemente, se han entrenado para ser más felices que otras. ¿Significa esto que no vayan a tener días malos o pasar por épocas complicadas? No, pero aún en períodos de crisis te mantendrían emocionalmente más sana y fuertes que la mayoría.
Enero es el mes en que más gente se apunta al gimnasio (aún te quedan unos días para hacerlo). Este enero toca apuntarse al gym emocional. Si lo haces, cuando el año que viene te pregunten si eres feliz, podrás contestar: “mucho más feliz que el año pasado”.
Deja una respuesta