¿A quién le va mejor la vida a los ignorantes o a los cultivados? El conocimiento (y también el «coneiximent») y la capacidad de aprendizaje son dos grandes bendiciones.
Nuestra vida es hoy más fácil, más larga y más rica porque científicos, empresarios o políticos crearon formas más eficientes de hacer las cosas. Trasplantes, quimioterapia, operaciones y medicamentos salvan miles de vidas, los avances en ingeniería y organización empresarial hacen que podamos volar a París por 40 euros, tener camisetas por 3 euros o que la comida suponga cada vez menos parte de nuestros ingresos. Las naciones más prósperas y libres, no siempre tienen entornos naturales más amables, Escandinavia, Suiza, Gran Bretaña o Japón son ejemplo de que el conocimiento, los valores y una buena organización política son más poderosos que las materias primas.
El camino del genio es un camino de santidad que nos colma de bendiciones, pero el camino del torpe, es el camino del diablo. La ineptitud de un directivo puede quebrar una empresa consolidada y llevar al paro a centenares de personas, un mal padre puede arruinar el futuro de sus hijos y un gobernante inútil, incluso bienintencionado, puede destrozar el tejido social y el bienestar de un país (y en menos tiempo de lo que crees).
El conocimiento os hará libres, dijo Sócrates, y la experiencia nos dice que también prósperos. Si crees que la formación resulta cara, prueba con el coste de no estar formado. Los datos son concluyentes, entre un 61% y 71% (según la fuente que consultes) de las empresas que nacen mueren antes de 5 años, pero si las montan Máster en Dirección de Empresas el ratio de fracaso es cuatro veces menor, un 16%. Solo 1 de cada 50 de los que ganan menos de $25.000 contestó bien más del 75% de preguntas de un sencillo Test sobre finanzas personales, frente a 1 de cada 4, de entre los que ganaban más de $100.000. Así, existe un claro vínculo entre conocimiento financiero y bienestar económico.
Los formados financieramente, acaban ganando más; los concienciados e instruidos sobre la salud, viven más; y los estudiosos de la felicidad, acaban siendo más felices. Así, las personas formadas no sólo son más libres sino que toman decisiones más sabias a lo largo de su vida.
Pero no sólo el resultado de la formación te hace bien, aprender en sí mismo en un placer. La ciencia ha demostrado que cuando estamos atendiendo a algo para aprender nos llenamos de endorfinas, que cuando alcanzamos una meta de aprendizaje nuestro circuito cerebral de la recompensa recibe un placentero chute de dopamina, que los que «saben» tiene un mejor concepto de sí mismos, y que las personas que se mantienen activas intelectualmente soportan menor riesgo de padecer demencias.
Ahora que ya sabes que a ser inteligente, culto, rico y longevo (e incluso libre) se aprende, ¿a qué camino te apuntas, al camino de la ignorancia o al camino del conocimiento?
Este artículo fue publicado originalmente en «El Periódico de Aquí» el 16 de febrero de 2020: https://www.elperiodicodeaqui.com/epda-noticias/el-camino-del-torpe-es-el-camino-del-diablo/202363
Deja una respuesta