Dicen que hay que tener amigos hasta en el infierno, pero la verdad es que si tienes muchos y buenos amigos raramente vivirás en él.
Las personas nacemos entre personas y nuestra naturaleza es sentirnos conectados a otros. La psicología social ha concluido que las personas tienen un anhelo y una motivación permanente para iniciar y mantener relaciones fuertes, estables y agradables con otras.
No tener con quién estar nos mata, literalmente. Quienes padecen soledad crónica, es más probable que padezcan depresión y enfermedades y mueran prematuramente. Un estudio de Harvard, el Grant Study, que siguió la vida de 724 personas durante más de 80 años concluyó que la soledad tiene el mismo efecto que el tabaco o el abuso de la bebida sobre nuestros ratios de mortalidad, mientras que el mismo estudio, concluyó que aquellos que disfrutaron de relaciones más cálidas y sanas vivieron más tiempo. La soledad no solo nos mata sino que hace de esta vida un infierno: quienes padecen soledad crónica tienen más probabilidades de caer en la depresión, de sufrir una baja autoestima y de tener menos oportunidades profesionales.
Sin embargo, decenas de estudios concluyen que los amigos convierten la tierra en el cielo: alguien con relaciones personales sólidas y significativas tiene la mitad de probabilidad de sufrir un ataque corazón o de padecer algunos cánceres; el nivel de satisfacción de una persona con sus relaciones personales a los 50 años es mejor predictor de la salud a los 80 que los eran sus niveles de colesterol; la calidad de la vida social de alguien puede llegar a tener incluso más impacto que la dieta, el sobrepeso y el ejercicio físico tanto en la salud como en la felicidad; unas relaciones sanas con familia, amigos y vecinos retrasa el declive físico y mental; la gente de las zonas rurales es más feliz que en las grandes ciudades, en parte, porque es sentimiento de comunidad es más fuerte.
Lo bueno de que la felicidad y las relaciones vayan unidas es que llevarte bien con los demás y aumentar la cantidad y la calidad de tu contacto social no requiere de grandes talentos ni de una formación cara. Todos sabemos lo que hay que hacer para estar más y mejor con amigos y familia: ocuparse. Llamarles más, escribirles más, quedar con más frecuencia, celebrar las fechas especiales, interesarse por cómo les va, escucharles cuando necesitan hablar, acompañarlos en los momentos difíciles, alegrarse de sus logros, abrazarlos al verles… ¿Más fácil que ganar una medalla olímpica, completar un Máster o aprobar una oposición, no? Pues también te hará más feliz que ello.
Llevarte bien con los demás, te hace tanto bien porque además te hace llevarte bien contigo mismo. La autoestima se define como “cuánto valor se da una persona a sí misma” y una baja autoestima va unida a tremendos problemas emocionales como la depresión, la ansiedad, la baja satisfacción con la vida, la timidez, los intentos de suicidio o la hipocondriasis.
Muchos piensan que la autoestima va asociada a los logros, sean estos académicos, profesionales o personales, pero los que están en lo cierto saben que está asociada a en qué medida una persona se siente aceptada y querida por los demás con respecto a cuánto es rechazada por los demás: a más alta aceptación más alta autoestima. Así, cuanto más aceptado y querido te sientas por tu comunidad, tu equipo de trabajo, tu pareja, tu familia o tus amigos, más te querrás a ti mismo.
Como casi siempre, el amor es la respuesta.
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